UN SUEÑO DE MUERTE

El mundo sigue durmiendo su sueño de muerte. Lo ha estado haciendo durante muchas generaciones, a veces su sueño ha sido profundo, a veces ligero; no obstante, es un sueño como el del sepulcro , como si estuviera destinado a seguir así hasta que suene la última trompeta, cuando ya nadie dormirá.
Sin embargo, Dios no ha dejado que el mundo duerma sin antes darle advertencias. Ha hablado con una voz que puede penetrar los oídos más sordos y vivificar al corazón más frío. Lo ha hecho diez mil veces, y lo sigue haciendo pero el mundo se niega a oírle. Miríadas siguen durmiendo, como si este sueño de muerte fuera una gran bendición para su ser.
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No obstante en cierto sentido, el sueño del mundo nunca ha sido universal. Nunca ha habido una época en la que se pueda decir que nadie estaba despierto. Las multitudes siempre han dormido, pero siempre ha habido un pequeño rebaño despierto. Aun en el sueño más profundo del mundo, siempre hubo hijos de la luz y del día. En medio de un mundo dormido, en todas las épocas algunos estuvieron despiertos. La voz de Dios los alcanzó, su poder inmarcesible los levantó y recorrieron la tierra, despiertos entre los durmientes, vivos entre los muertos…
No duermas más, escucha este breve audio:
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Tomado del artículo: “Los hombres que Dios usa en un avivamiento” por Horatius Bonar (1808-1889).
En el Portavoz de la Gracia Nº31. Avivamiento, disponible en Marzo 2020.
Muy pronto